martes, 7 de octubre de 2025

NATURA NATURANS - NATURALEZA QUE CREA

 

NATURA NATURANS - NATURALEZA QUE CREA


Encuentro entre Amigas con Maydeé Arigós y Débora Dricas

En los cuadros de Débora donde la  naturaleza se refleja desde el exterior donde la naturaleza surgir de nuestros más recónditos sentimientos a fundirse con el follaje.

El cuerpo el medio. Atravesado. El cuerpo. El medio. Mimetizado. El cuerpo como territorio y el territorio que se mimetiza con el cuerpo.

Maydeé rodea con sus corazones y nos interrogan a cada paso. Corazón para qué? Corazón cómo? Corazón por qué? El cuerpo es corazón.

El cuerpo para sufrir, gozar, callar. El cuerpo. El cuerpo el color el sincretismo invadió la atmósfera.

La obra toda  hablo, desde el dolor, la dulzura, el olor, los colores, la vegetación.

La sala estuvo repleta de preguntas sobre las técnicas, las motivaciones, las artistas

Las tertulias. Las tertulias  hilos con el cual se cosen las esperanzas y los sueños mientras se intercambian miradas, sensaciones. Mientras tejen el presente con lanas del pasado.

La sala repleta. El bullicio y el silencio se codeaban para hablar y escuchar a las artistas.

La tarde se nutrió de cuerpos, de almas, el Museo abrazó la calidez y fue refugio.


 El cuerpo como territorio simbólico (Adriana Gaspar)

 El cuerpo es la primera morada, nuestro propio hábitat, nuestro soporte físico y emocional, con él, transitamos la vida, es quizás el territorio más sensible donde se inscriben las huellas de la alegría, pero también las del sufrimiento. Poner el cuerpo para la vida significa entregarse a la experiencia de existir, asumir el riesgo, ese que nos sacude y a veces nos deja muy vulnerables. El cuerpo no es solo biológico, también guarda recuerdos, es el que resiste, tiene memoria viva.

 

Poner el cuerpo es abrirnos a recibir caricias, permitir que la risa se expanda hasta los huesos. Pero también es ponerlo para el dolor, para el duelo, para ese pesado silencio que nos habita desde épocas milenarias .

 El cuerpo es un lugar de tránsito, pero también de arraigo: es allí, donde  nos encontramos con nosotras mismas, sobre todo cuando la palabra ya no alcanza.

Maydée, pone el cuerpo no solo en su transcurrir cotidiano, también lo hace en sus producciones, su creación textil, allí ese cuerpo adquiere otra dimensión cobra otra forma: el hilo como extensión de las venas, la aguja como latido, la tela como piel, como esas cicatrices que la artista nos muestra en esta serie.

 Por otro lado, la puntada es una respiración profunda y necesaria, es alivio, es volver a armar lo que se rasga, es reconstruir.

Hay un tejido que la artista lo hace suyo, porque la  protege en momentos vulnerables, aunque también la pone a prueba en esa intensidad disruptiva que tiene la vida en lo cotidiano. Todo esto nos conduce  a un gran abrazo colectivo.

 En esa práctica, el cuerpo se prolonga, se proyecta hacia fuera y a la vez se reconoce en cada pliegue, que comienza a recorrernos.

El corazón aparece de forma recurrente en su obra, se entreteje un vínculo directo a partir de esa urdimbre poética que atraviesa a la artista y a la mujer.

Como artista, las obras se impregnan de esa metáforas internas, las ella decide proteger en su refugio interior, en la intimidad de sus emociones, en ese cuerpo que la habita y nos habita.

Poner el cuerpo, implica exponerlo, pero también resguardarlo.

El corazón es un tejido vivo, frágil que se instala en nuestras emociones, nos da lugar a sobrevivir, aunque la vida a veces nos duele y mucho. Allí reside la potencia de crear: cada latido se vuelve resistencia, cada silencio es un llamado a volver a empezar.

El cuerpo se vuelve puente entre las artista y el público. En ese intercambio aparece un lugar para  abrir espacios, revelar las fuerzas poéticas de resistir en cada despertar.

Lo simbólico y lo real se entrelazan: cuerpo, hilo y corazón,  todo se entrecruza en un mismo tejido, el que se empieza una y otra vez.

El cuerpo es en definitiva, un lienzo vivo, donde se bordan relatos, es la pulsión de vida que Maydée nos comparte. Un lugar de resistencia, insisto con esta palabra, es clave en su obra. 

El cuerpo es un  frágil y poderoso territorio, el que oscila entre la sobrevivencia y la creación.

El cuerpo es la primera superficie donde la vida se borda. Allí se inscriben las cicatrices, los abrazos, los sonidos que muchas veces no escuchamos. Poner el cuerpo para la vida es disponerse a habitar esa trama que nos protege, la que a veces nos encierra en un laberinto aparentemente sin salida.

Como dice la poeta Alejandra Pizarnik, “habitar un cuerpo es terrible, porque todo cuerpo es una jaula”. Sin embargo, esa jaula puede volverse también un lienzo o una tela de seda, un espacio de bordado, de memoria, de resistencia y hasta de libertad.

El arte textil ha acompañado históricamente a las mujeres como una forma de trabajo invisible, pero también como un lenguaje silencioso y poderoso. La tela, los hilos, los tejidos, fueron soporte de muchas cosas de las que no se hablaba y esto se fue  transmitiendo a través de los siglos.

Hoy el bordado es escritura viva, es narrar historias, es concedernos la capacidad de hablar, de no callar más.

Poner el cuerpo es un gesto casi sublime. La materialidad en lo textil es prolongar nuestra piel en la tela, en nuestro propio cuerpo, es casi una extensión de la vida. Como afirma Silvia Federici, “el cuerpo de las mujeres ha sido siempre un terreno de disputa, un campo de batalla”. Bordar ese cuerpo, es comenzar a ganar la batalla, es recuperar un territorio propio y necesario a la vez.

El corazón en la obra de la artista aparece como un nodo central en esta trama,  es símbolo político y poético. Late con fuerza cuando elegimos permanecer, y se fatiga cuando la vida se hace insoportable. Sin embargo, aún en su fragilidad, el corazón resiste. Es nuestro sostén ( no puedo evitar involucrarme), es ese que arma nuestra cartografía, donde se inscribe nuestro propio mapa, involucrando esos espacios  inhóspitos, los que propician otro sitio  para una nueva morada.

Los hilos construyen ese gran hábitat donde las producciones cobran una presencia sólida, aparecen en su obra como una entramado donde se develan figuras, algunas casi imperceptibles, pero allí están sus seres, los que la acompañaron durante décadas y aún dicen: Presente!

El bordado se convierte en un acto político y poético a la vez: político porque recupera una práctica históricamente relegada al ámbito doméstico y la transforma en arte y denuncia; poético porque en cada puntada se abre un espacio de encuentro  con la memoria viva, no sola la de la artista, sino también las de muchas mujeres que quedaron atrapadas en un lugar que no deseaban,  porque el motivo era adoctrinarnos.

Maydée, sin embargo, transformó ese destino, habitó otro territorio, el  que la fortaleció, la hizo crecer, rompió los mandatos patriarcales y armó su propia agenda de vida, en la que ella sí, pudo elegir. Este es el mensaje más potente que la artista  transmite a muchas mujeres, más allá de la poética de su obra que es indiscutible.

 

Entrevista a Débora Dricas (Artista Visual)


Entrevista a Maydée Arigós (Artista Visual)



NATURA NATURANS - NATURALEZA QUE CREA